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Le di un propósito a mi dolor

A medida que se acerca a su fin el mes de la Concienciación sobre la violencia doméstica, comparto mi historia con la esperanza de que esta ayudará a otras personas a reconocer los signos de advertencia de abuso—y llamar a nuestros legisladores a tomar acción.

This is a translated version of the blog post “I Gave My Pain a Purpose,” which was originally published on October 28, 2021.

Advertencia de contenido: Este artículo contiene descripciones gráficas de ataque doméstico.

Comenzó como una mañana normal.

Estaba doblando la ropa cuando mi esposo llegó a la habitación de arriba y dijo algo que no pude escuchar con claridad.

Con voz más alta, él preguntó: “¿Por qué estás hablando de mi?”, lo que me pareció extraño, porque yo no estaba hablando. 

Seguí ordenando la ropa lavada y caminé hasta el otro cuarto. No me fijé, pero él me había seguido y solo me di cuenta de que estaba allí cuando escuché el primer disparo. 

No estaba a más de dos pies de distancia de mi, pero no sentí el impacto de la bala. Siguió disparándome y mi instinto fue seguir moviéndome. Sabía que si caía al suelo, moriría. La adrenalina me mantuvo en movimiento y avancé más allá de él para salir del cuarto a las escaleras. 

Él me siguió fuera de la habitación y yo hice lo único que pude hacer en el momento—tirarme escaleras abajo. Solo después, cuando los investigadores encontraron los casquillos de las balas supe que él siguió disparándome mientras caía. 

De alguna manera, alcancé la puerta a la calle y corrí a la casa de mi vecino para pedir ayuda. El primer vecino me miró y se congeló del shock, así que tuve que correr a otra casa. Por fortuna, ese vecino rápidamente llamó a la policía y trató de ayudarme a detener el flujo de sangre que brotaba de mi cabeza

Me tuvieron que hacer varias cirugías y tuve complicaciones para hablar y escuchar. A pesar del trauma que soporté, busqué cualquier signo de normalidad que pude después del ataque. Regresé a trabajar lo más pronto que pude—no para hacer trabajo, sino para ser tratada con normalidad por mis colegas y sentirme como me sentía antes del incidente. 

Pero no todo se sentía normal. Los oficiales desarmaron mi casa durante su investigación y me dejaron a mi para lidiar con el desorden. Ni siquiera estaba habitable. Me tuve que mudar a un hotel como una NN para poder sanar en paz.

No fue sino unos tres años más tarde que mi situación médica estaba prácticamente resuelta y sentí como si hubiese regresado a una vida tan ordinaria como podía. Pero fue difícil.

Tuve que admitir el hecho de que quizás no volvería a escuchar por mi oído derecho. También padecí—y sigo padeciendo—estrés post traumático cada vez que escucho un ruido fuerte, lo que me regresa al día en que me dispararon.  

Lo único que me ayudó a comenzar a procesar el trauma que experimenté fue mi decisión de darle a mi dolor un propósito. Supe que quería hacer todo lo posible para ayudar a otro, para que no tuvieran que pasar por lo que yo pasé. 

Tomé un curso de certificación para ser defensora contra la violencia doméstica y ahora ayudo a otras personas a reconocer las señales de relaciones abusivas, crear planes de seguridad y navegar el proceso legal. En ese momento, eso sacó mi mente de mi propia situación. Ahora reconozco que esto me ha permitido poner mi experiencia y mi proceso de recuperación a favor de una buena causa. Cuando alguien indica las señales de estrés post traumático que aún muestro, lo uso como herramienta para ayudar a otros. 

El principal consejo que les doy a los sobrevivientes con quienes trabajo—y para todos en general—es que sepan qué armas hay en casa. Yo no tenía ni idea de que había armas en mi casa. Después de que mi padre sufriera un derrame cerebral, él le pidió a mi esposo que llevara sus armas a la policía. En cambio de hacerlo, mi esposo se quedó con las armas—sin mi conocimiento—y me disparó con una de ellas.

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Women shot at by an intimate partner
Nearly one million American women alive today report being shot or shot at by an intimate partner.

Source

Susan B. Sorenson and Rebecca A. Schut, “Nonfatal Gun Use in Intimate Partner Violence: A Systematic Review of the Literature,” Trauma, Violence, & Abuse 19, no. 4 (2018): 431–442.

Todos sabemos que el amor no debe herirte físicamente y no debe herirte emocionalmente. Pero a veces puede ser difícil verse a si mismo como víctima de violencia doméstica; sé que yo no me vi como tal hasta que me dispararon, a pesar de sufrir abuso emocional y financiero. Si usted sabe que hay armas en su casa, usted puede y debería informarles a las autoridades cuando experimente violencia, amenazas o si en general no se siente seguro. 

Pero las víctimas de violencia doméstica no deberían ser las únicas tomando acción por ellas mismas. El Congreso necesita pasar prohibiciones de armas en la Ley contra la violencia contra las mujeres, tapar cualquier vacío en la ley para los novios y mucho más. El Mes de concienciación sobre la violencia doméstica puede estar llegando a su fin, pero necesitamos recursos para salvar vidas todo el año—y estos recursos críticos están siendo retenidos por la burocracia. 

Mi esposo murió por suicidio después de creer que me había matado. Por el hecho de que hoy no le tengo miedo, creo que estoy en mejor posición para ayudar a otros. Pero no hay un libro de texto sobre la situación de abuso doméstico—y no hay una respuesta o recuperación estándar. El abuso doméstico le puede pasar a cualquier en cualquier parte y por eso necesitamos mejores y más inteligentes medidas de prevención de la violencia armada.. 

Usted no está solo: si usted o un ser amado está experimentando violencia doméstica, por favor llame a la Línea Nacional contra la violencia doméstica: 1-800-799-7233.