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Gabby Giffords: Preguntas y respuestas con Debbie Mucarsel-Powell

This is a translated version of the blog post “Gabby Giffords Q&A with Debbie Mucarsel-Powell,” which was originally published on April 12, 2021.

Debbie, me siento emocionada de recibirte en nuestro equipo. Tenemos mucho en común: ambas somos ex congresistas y somos sobrevivientes de la violencia. Tú perdiste a tu padre en un homicidio con arma de fuego en Ecuador cuando tenías apenas 24 años. ¿Cuándo te diste cuenta de que querías compartir tu historia personal de trauma para resaltar cómo en Estados Unidos no podemos seguir perdiendo tantas vidas por la violencia con armas de fuego?

Nunca olvidaré cómo lucía el cuerpo de mi papá después de que le dispararon y lo mataron. Su muerte fue traumatizante para mi y para toda mi familia y nos quitó tantos momentos con él. No pudo caminar conmigo en la iglesia el día de mi boda ni pudo conocer a mis hijos cuando nacieron. No le deseo esa tragedia a ningún estadounidense.

Como miembro del Congreso, una de mis prioridades fue la seguridad con las armas de fuego. Era -y sigue siendo—tremendamente importante para mi hacer mi parte para que se aprueben soluciones de sentido común que puedan salvar vidas y ayudar a acabar con esta epidemia. Unirme a una organización como Giffords, que comparte mi pasión por la prevención de la violencia armada y mis valores políticos, se siente casi como si se completara una misión de mi vida.

La mayoría de los estadounidenses apoyan políticas como la comprobación de antecedentes.  Después de las notorias masacres en Atlanta y Boulder, desde todas las esquinas del país se escucharon llamadas a la acción y, sin embargo, muchos de los funcionarios electos trataron de esconderse de esta inmensa demanda por acción. ¿Qué te gustaría que las personas que apoyan esta causa supieran de cómo luce esta lucha dentro del Congreso?

Serví en el Congreso durante dos años, lo que incluyó el paso de la ley universal de antecedentes en 2019—una pieza muy importante, la primera legislación de seguridad con las armas que pasó en el Congreso en varias décadas. Aplaudí que se aprobara la ley de nuevo en marzo. Ahora que la Cámara ha actuado de una manera bipartidista, el Senado debería seguir el ejemplo. Defensores y activistas deberían saber que, aunque el lobby de las armas tiene poder sobre muchos senadores republicanos, de todas maneras, debemos hacer que nuestras voces se escuchen.

Una democracia representativa se supone que sea eso—representativa. Como congresista, me importaba muchísimo saber lo que mis constituyentes pensaban, y yo sé que tú sentías de una manera similar. La realidad es que a veces nuestras leyes se toman un largo tiempo en alcanzar a la opinión pública. Eso no quiere decir que debemos dejar de luchar. Al contrario, debemos seguir impulsando el cambio y demandando acción y debemos dejarles saber a nuestros funcionarios electos que no nos vamos a ir a ninguna parte.

TAKE ACTION

The gun safety movement is on the march: Americans from different background are united in standing up for safer schools and communities. Join us to make your voice heard and power our next wave of victories. 

GET INVOLVED

Se habla mucho acerca de lo que puede pasar y no pasar en el Congreso, pero también tenemos un presidente en la Casa Blanca que cree en la seguridad de las armas, que acaba de anunciar una serie de acciones ejecutivas interesante. La legislación de infraestructura que propone el presidente incluye $5.000 millones en fondos para programas de intervención comunitaria en la violencia para salvar vidas. Esta es la primera Casa Blanca que ha hecho de estos programas una prioridad, lo que es un progreso increíble. ¿Puedes compartir con tus lectores cómo funcionan estos programas y por qué su financiación es tan importante?

Me entusiasma mucho que el plan de infraestructura del presidente asigne $5.000 millones a los programas comunitarios de intervención en la violencia. Estos programas de intervención operan dentro de los vecindarios más impactados por la violencia armada, dándoles apoyo a las víctimas y sus familias, mediando en conflictos y aconsejando a los individuos en más alto riesgo de verse involucrados en actos de violencia armada. Estos programas han sido históricamente mal financiados a pesar de que han probado tener la capacidad de transformar vidas y reducir la violencia de una manera significativa. Estos fondos no podrían ser más necesarios y no tengo duda de que serán usados para salvar vidas.

Yo representé a un distrito de Florida donde los niños menores de 18 años eran los más afectados por la violencia en sus comunidades. Los líderes comunitarios repetidamente pedían inversión en programas para los niños después de la escuela, así como programas de entrenamiento laboral y consejería de salud mental para los adultos. Con demasiada frecuencia, el trabajo de estos programas se pone en peligro cuando pierden los fondos y las organizaciones que hacen el trabajo en el campo tienen que gastar mucho de su tiempo buscando fondos, además de hacer su trabajo. Estos fondos harán una gran diferencia en las comunidades más impactadas por la violencia armada.

El odio armado es un problema en este país. Desde la masacre en el Walmart de El Paso en 2019, al ataque en el Capitolio en enero, a las recientes tragedias en Atlanta. Hay demasiados ejemplos recientes de violencia, individuos llenos de odio tienen fácil acceso a armas y causan tremendo daño. ¿Cómo crees que deberíamos atender tanto la retórica como los peligrosos vacíos en nuestras leyes sobre las armas que hacen que esto sea posible?

Conozco de primera mano el poder que las voces de los funcionarios electos y las figuras públicas tienen. Un ejemplo perfecto de ello es el efecto que tuvo Donald Trump al movilizar a una masa de supremacistas blancos y extremistas armados para asaltar el Capitolio nacional. Los peligrosos vacíos que tienen nuestras leyes de armas hacen demasiado fácil que gente impulsada por ideologías de odio y violencia que así pueden intimidar, herir y matar a otras personas. Podemos resolver esta amenaza pasando una revisión universal de antecedentes, prohibiendo el porte de armas visibles en las protestas y desarmando a los criminales llenos de odio violento. Y, ciertamente no podemos hacernos los de la vista gorda ante la violencia retórica que ha envenenado el diálogo público. Si no asignamos responsabilidades a los legisladores y les hacemos pagar por sus palabras, ellos seguirán inspirando violencia mortal.

Este ha sido un año particularmente difícil para muchos de nosotros. A medida que más estadounidenses y la gente en el mundo están siendo vacunados, se ve una luz al final del túnel—pero nuestra nación ha perdido a muchos y ha perdido demasiado. Aún después de que dejemos la pandemia de COVID-19 atrás, todavía seguiremos lidiando con crisis como el racismo sistémico y la violencia armada. ¿Cómo te mantienes positiva y avanzando cuando enfrentas obstáculos que parecen insuperables?

Siendo agradecida por las cosas que tengo me ayuda a pasar a través de los momentos difíciles. Me siento agradecida de poder pasar tiempo con mi familia, agradecida de que mis hijos están saludables, y agradecida de que mi mamá de 81 años finalmente pudo ser vacunada. Esas son las cosas que me mantienen avanzando.

A pesar de las crisis y los retos que enfrentamos como nación, sigo convencida de que hay más cosas que nos unen que las que nos dividen. He sido testigo de muchos actos de bondad y humanidad que me dan esperanza. También me inspiran las historias de resiliencia como la tuya, Gabby. Conozco tu lema personal, “sigue adelante”, y tu viaje de recuperación lo demuestra. Tu trabajo en Giffords me ha hecho aún más optimista de que alcanzaremos progreso en la seguridad con las armas en los meses y años por venir. Sé que nuestro país y nuestro mundo verá las cosas de una manera diferente una vez que estemos al otro lado de la pandemia, pero creo que esto también brinda una tremenda oportunidad para construir una nación más fuerte y mejor.

SUPPORT GIFFORDS

We’re in this together. To build a safer America—one where children and parents in every neighborhood can learn, play, work, and worship without fear of gun violence—we need you standing beside us in this fight.